8.5.08

Ambos

Guardas tu rencor. No recriminas el dolor que te sucedí. Sonríes cuando deseas matarme por dentro. No olvidas pero perdonas. Me miras amable pero en el momento en el que más deseas apartar tu vista de mí, es cuando no puedes. Escuchas, bebes, cuentas... Tus dedos vuelven a estar sonrojados, tus recuerdos apagados, tus pensamientos: al lado. Bebes, miras, deseas, pero sabes que el recuerdo vive en el aire rojo que te fascina. Hay cosas que quieres decir, pero tu dignidad las calla. Tu cama no me recuerda ese poco tiempo de persianas rotas, de maletas en el suelo y de cartas rosas. Ahora es más grande, más caliente, más distinto, más con otra.