23.4.08

Días

Hoy es uno de esos días en los que me apetece estar todo el tiempo viendo videoclips, los que yo quiera. Uno de esos días en los que se que no tengo tiempo para decidir si te llamo o no aunque lo desee con todas mis fuerzas. Hoy es cuando sé que no te voy a ver pero me muero de ganas. Hoy es uno de esos días en los que el helado de chocolate no es suficientemente dulce para mí o donde los pintalabios rojos en tus fotos no me asombran. Tortuga, animal, pez, burbuja, nadar en el mar hasta lo profundo, y en lo profundo... mirar hacia abajo. Hoy es uno de esos días que llorarías hasta quedarte sin lágrimas, uno en el que piensas en correr pero sin rumbo.

22.4.08

difícil

Es difícil, duro y complicado. Anímame desde el suelo, con tu cara pegada al suelo y abriendo mis ojos con tus gritos dentro del ring. Da palmadas en el suelo por si reacciono, por si revivo. No me jures besos tumbados, ni obligues a mi corazón a sentir la vida que no comprende sentimiento alguno. ¿Notas que respiro?¿Sientes que parpadeo?¿O sigo manteniendo mi mirada fija en ti? No podría ni darte las gracias porque no tengo voz ni nervio. Carezco de valentía y fuerza para apoyar una mano en el suelo e intentar... levantar... Aunque sé que cuando levante de esta dificultosa caída, otro golpe duro tumbará mi ser para siempre y se alejará del techo mi mirada absorta.

20.4.08

Llamadas al sol


La verdad es que las llamadas vistas duelen más porque no sabes lo que has hablado con la otra persona. A veces creo cosas malas, pero lego te llamo y me dices que me favorecen. Ese enfado no era normal y venía dado por mí. Gracias por hacerme pensar lo que no es. Gracias por no decirme lo que sabes que me puede doler. Gracias por hacerme entrometerme y saber lo que en realidad no me gustaría saber. Ya no es como antes, al menos, no con esa misma persona. Tanto paso ha servido para avanzar y para aprender como reaccionar ante lo que se sigue sucediendo. No me tomes por quien no quiero ser, simplemente tómame como lo que soy porque soy así.

19.4.08

ropa de verano y días nublados

Era la época del batido de fresas, la del flequillo, la de una nueva puerta, la de una oportunidad. La de una ciudad nublada, la de una catedral blanca. La de sorprender, el momento decisivo, las palabras adecuadas, los hechos prominentes. La de matarse por dar la milésima parte de un cariño que duraría toda la vida, la de un teléfono roto y la de un sexo sin palabras. La de acompañarte a comprar a un supermercado o de hacer fotos para recordarlas. La de avisar de la duda por bocas ajenas, la de cocinar mientras trabajas, la de llover sin paraguas. Esa de escribir en hojas rosas y esa de despedirse de nuevo mintiendo a los viajeros.